Balsica Vial

Balsica Vial
Fotografía de Héctor Manuel Quijada Guillamón (2014)

El Gorguel morisco
La Balsica Vial constituye uno de los pequeños aportes hídricos que tiene la Huerta de Ricote. Se trata de una charca rodeada de vegetación gracias al aporte de una surgencia. Al igual que ocurre con el resto de manantiales diseminados por el espacio agrícola ricoteño (Las Balsas, Paúl, etc), su agua puede discurrir por las acequias para ejercer la irrigación, aunque la de la Fuente Grande tiene preferencia en el uso de las canalizaciones.

En el periodo morisco, la Balsica Vial era denominada como "El Gorguel", lugar por donde transcurría el Camino de Mula. La palabra parece proceder del latín vulgar "*gurgu" (latín "gurges, -itis" = "lugar profundo en el agua, abismo"), con el significado de "charco de agua, manantial profundo, hoyo en el lecho de un río"; término al que le sería añadido el sufijo "-ellu". Hablamos de un topónimo propuesto como romandalusí por Jesús Joaquín López Moreno, estando documentado en el momento de la expulsión de los moriscos (1613), medio siglo después de que el castellano se consolidase como lengua vehicular en el Valle de Ricote. La voz común "gorgo" es una realidad hidrográfica de la zona valenciano-alicantina, haciendo alusión a nacimientos de agua bastante profundos, que generan charcas rodeadas de abundante vegetación. La expulsión morisca tuvo como consecuencia la desaparición de este topónimo medieval de la Huerta de Ricote.

Libélula
Fotografía de Héctor Manuel Quijada Guillamón (2015)

Todas las balsas de la Huerta de Ricote representan auténticos refugios para los invertebrados acuáticos. Estos son muy numerosos, aunque para nosotros pasen desapercibidos, y su papel es fundamental como eslabón de la cadena trófica. Entre ellos se puede poner la atención en las libélulas (odonatos), de las que habitan varias especies en la zona con diverso colorido y tamaño. Con un poco de suerte se pueden observar posadas o volando en las cercanías de estos medios acuáticos, a los que están muy ligadas, ya que viven en ellos durante su fase larvaria, que suele ser, a veces, la etapa más larga de su vida.

Texto: Jesús Joaquín López Moreno y Héctor Manuel Quijada Guillamón (2022).